A nivel mundial y en México, el cáncer de mama es el cáncer más frecuente en mujeres. Una enfermedad de la cual cada vez conocemos más desde su caracterización molecular y nuevas opciones de tratamiento, hasta una mayor evidencia de los factores de riesgo.
Múltiples sociedades internacionales de cáncer han hecho un llamado de realizar mejores campañas de prevención. Los siguientes datos muestran la necesidad:
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Sólo del 5 al 10% de todos los cánceres tienen predisposición genética
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Mientras que el 90 a 95% de los cánceres pueden estar relacionados por factores ambientales y estilos de vida no saludables
Cáncer de mama no es la excepción, múltiples factores de riesgo se han relacionado con un incremento del riesgo de desarrollar cáncer de mama. Como es un estilo de vida no saludable por falta de actividad física, consumir una dieta no balanceada y tener sobrepeso u obesidad.
Obesidad
La realidad a nivel mundial y en México es que se ha incrementado el número de personas que tienen obesidad. Y cada vez es más estudiada la relación que existe entre obesidad y cáncer de mama tanto en mujeres premenopáusicas como posmenopáusicas.
La obesidad induce inflamación y estrés en nuestro cuerpo. Múltiples investigaciones han reportado que la inflamación crónica juega un papel crítico en el proceso de la carcinogénesis (células normales se transforman a células cancerosas).
¿Qué es lo que sucede a nivel celular cuando tenemos obesidad?
Los adipocitos (células que almacenan ácidos grasos) y el tejido visceral adiposo produce leptina y adiponectina, que son hormonas con la capacidad de modular funciones inmunológicas, angiogénesis (formación de vasos sanguíneos), resistencia a la insulina y otros procesos biológicos que se encuentran asociados al inicio y progresión del cáncer. Particularmente se ha visto un incremento de la incidencia y mortalidad en cáncer de mama en aquellas personas con hiperinsulinemia causada por la resistencia a la insulina y que padecen Diabetes Mellitus tipo 2. Una enfermedad metabólica que sabemos que es un problema de salud pública en México y que aguarda mejores campañas de prevención y concientización.
¿El estrés influye en nuestras decisiones a la hora de comer?
Es conocido que el estrés y las emociones negativas pueden generar una elevación crónica de cortisol, una hormona con múltiples funciones en nuestro cuerpo incluida la regulación del sistema inmunológico. Los niveles altos de cortisol en nuestro cuerpo estimulan la ingesta de comidas altas en calorías. La información anterior resulta en un ciclo: al estar bajo un estrés crónico, estaremos comiendo dietas altas en calorías que contribuirán a la obesidad e inflamación crónica. Es fundamental continuar realizando investigación para comprender mejor la relación entre estrés, obesidad y cáncer de mama para poder desarrollar medidas preventivas e intervenciones oportunas en poblaciones de alto riesgo.
Finalmente como decía el profesor J.M.Mackintosh de la Universidad de Londres desde 1953 ¨Todos dicen que prevenir es mejor que curar, pero casi nadie actúa como si lo creyera¨. Busquemos trabajar en equipo y generar más conciencia sobre estilos de vida saludable que modifiquen factores y disminuyan el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, incluido el cáncer de mama.
Julieta Gómez Avalos
Oncóloga Médica, Hospital Faro del Mayab Christus Muguerza
julietagomezavalos@gmail.com
+52 55 1298 8293
Referencias: Seiler A, Chen MA, Brown RL, Fagundes CP. Obesity, Dietary Factors, Nutrition, and Breast Cancer Risk. Curr Breast Cancer Rep. 2018 Mar;10(1):14-27. doi: 10.1007/s12609-018-0264-0.