La rhodiola es originaria de las regiones árticas y alpinas de Europa, Asia y América, y ha sido utilizada como tónica por muchas culturas, incluidos los antiguos griegos. La rhodiola se conoce generalmente como un “adaptógeno”, un término que se refiere a cualquier agente que tenga la capacidad de respaldar la capacidad natural del cuerpo para adaptarse a las condiciones cambiantes de la vida.